lunes, 21 de junio de 2010

Leto

En la mitología griega, Leto es una hija de los titanes Ceo y Febe y, en el panteón olímpico, madre con Zeus de los gemelos Apolo y Artemisa. En la mitología romana su equivalente, como madre de Apolo y Diana, es Latona. Con su hermana Asteria, fue venerada como diosa de la noche y alternativamente de la luz del día.

Nacimiento de Artemisa y Apolo:

Zeus intentó violar a su hermana Asteria, que se escapó transformándose en codorniz, arrojándose al mar y convirtiéndose en la isla flotante Ortigia.

Hera persigue a Leto y logra que nadie la acoja para el parto salvo la isla Ortigia, que estaba desierta. Trata de impedir el parto prohibiendo a su hija Ilitía, diosa de los partos, que la atienda, y cuando Leto ya tiene un retraso de 9 días los dioses se conmueven de sus dolores y hacen que nazca primero Artemisa y que ésta ayude a su madre en el alumbramiento de Apolo.

Artemis

La isla Ortigia queda fijada al fondo con 4 columnas y cambia su nombre por el de Delos, que significa brillante, en relación con Apolo, dios de la luz.



Hera consiguió que Gea creara a la serpiente Pitón para que devorara a los niños pero Apolo se convierte en joven en sólo 4 días y la mata.


En la persecución de Hera, Leto y sus hijos llegan a un estanque y cuando va a darles de beber, unos campesinos, instigados por Hera, remueven el agua convirtiéndola en barro y Zeus les castiga convirtiéndoles en ranas.
Apolo y Artemisa fueron grandes protectores de su madre y mataron al gigante Ticio por intentar violarla.
También la defendieron de las burlas de Níobe, esposa de Anfión, con el que tuvo 7 hijos varones y 7 hembras, y que se burló de Leto por escasa descendencia, siendo castigada a ver morir a todos sus hijos por las flechas de Apolo y Artemisa, salvándose sólo Cloris.
Apolo

jueves, 10 de junio de 2010

Rapto de las Sabinas

El Rapto de las sabinas es un episodio mitológico que describe el secuestro de mujeres de la tribu de los sabinos por los fundadores de Roma.

Según la leyenda, en la Roma de los primeros tiempos había muy pocas mujeres. Para solucionar esto, Rómulo, su fundador y primer rey, organizó unas pruebas deportivas en honor del dios Neptuno, a las que invitó a los pueblos vecinos. Acudieron varios de ellos, pero los de una población, la Sabinia, eran especialmente voluntariosos y fueron a Roma con sus mujeres e hijos y precedidos por su rey.

Comenzó el espectáculo de los juegos y, a una señal, cada romano raptó a una mujer, y luego echaron a los hombres. Los romanos intentaron aplacar a las mujeres convenciéndolas de que sólo lo hicieron porque querían que fuesen sus esposas, y que ellas no podían menos que sentirse orgullosas de pasar a formar parte de un pueblo que había sido elegido por los dioses. Las sabinas pusieron un requisito a la hora de contraer matrimonio: en el hogar, ellas sólo se ocuparían del telar, sin verse obligadas a realizar otros trabajos domésticos, y se erigirían como las que gobernaban en la casa.






Años más tarde, los sabinos, enfadados por el doble ultraje de traición y de rapto de sus mujeres, atacaron a los romanos, a los que fueron acorralando en el Capitolio. Para lograr penetrar en esta zona, contaron con la traición de una romana, Tarpeya, quien les franqueó la entrada a cambio de aquello que llevasen en los brazos, refiriéndose a los brazaletes. Viendo con desprecio la traición de la romana a su propio pueblo, aceptaron el trato, pero, en lugar de darle joyas, la mataron aplastándola con sus pesados escudos. La zona donde, según la leyenda, tuvo lugar tal asesinato, recibió el nombre de Roca Tarpeya, desde la que se arrojaba a los convictos de traición.

Cuando se iban a enfrentar en lo que parecía ser la batalla final, las sabinas se interpusieron entre ambos ejércitos combatientes para que dejasen de matarse porque, razonaron, si ganaban los romanos, perdían a sus padres y hermanos, y si ganaban los sabinos, perdían a sus maridos e hijos. Las sabinas lograron hacerlos entrar en razón y finalmente se celebró un banquete para festejar la reconciliación. El rey de Sabinia Tito Tácio y Rómulo formaron una diarquía en Roma hasta la muerte de Tito.

El libro "El ocho" hace referencia a esta pintura de forma tacita, donde explica la supuesta elaboración del cuadro por el artista retratando en ella a las dos protagonistas Mireille y Valentine.

jueves, 3 de junio de 2010

Europa

En la mitología griega, Europa era una mujer fenicia de Tiro que terminaría dando su nombre al continente europeo. Hay dos mitos diferentes sobre cómo llegó Europa al mundo griego: en la más familiar fue seducida por el dios Zeus transformado en toro, quien la llevó a Creta a lomos, pero en el otro cuenta Heródoto que fue secuestrada por los minoicos, quienes la llevaron igualmente a Creta. Europa no puede ser separada de la mitología del toro sagrado, que había sido adorado en el Levante. La etimología de su nombre se ha comparado con el epíteto γλαυκώπις glaukopis atribuido a Atenea.




















El rapto de Europa

Europa y el toro de Gustave Moreau (c. 1869).

Según la leyenda, Zeus estaba enamorado de Europa y decidió seducirla o violarla, siendo ambas versiones casi equivalentes en la mitología griega. Se transformó en un toro blanco y se mezcló con las manadas de su padre. Mientras Europa y su séquito recogían flores cerca de la playa, ella vio al toro y acarició sus costados y, viendo que era manso, terminó por subir a su lomo. Zeus aprovechó esa oportunidad y corrió al mar, nadando con ella a su espalda hasta la isla de Creta. Entonces reveló su auténtica identidad y Europa se convirtió en la primera reina de Creta. El acto amoroso tuvo lugar bajo un plátano, árbol que según la mitología debe el que sus hojas sean perennes a este acontecimiento.

Zeus le dio tres regalos: Talos, un autómata de bronce; Laelaps, un perro que nunca soltaba a su presa; y una jabalina que nunca erraba. Más tarde Zeus recreó la forma del toro blanco en las estrellas que actualmente se conocen como la constelación Tauro. Algunas leyendas cuentan que este mismo toro fue con el que se topó Heracles, y que finalmente engendró al Minotauro.



















jueves, 22 de abril de 2010

Los trabajos de Hércules

En sus trabajos, Heracles era a menudo acompañado por su amigo (un erómeno), según algunos Licimnio y según otros su sobrino Yolao. Aunque se suponía que sólo tenía que realizar diez trabajos, esta ayuda hizo que tuviera que sufrir dos más. Euristeo no tuvo en cuenta el trabajo de la Hidra (donde Yolao le ayudó) ni el de los establos de Augías (porque se le pagó a cambio o, según otras versiones, porque fueron los ríos quienes hicieron el trabajo), por lo que ordenó dos más, haciendo un total de doce.

El orden tradicional de los trabajos es:

Matar al león de Nemea y tomar su piel
Matar a la
hidra de Lerna
Capturar a la
cierva de Cerinia
Capturar al
jabalí de Erimanto
Limpiar los establos de
Augías en un día
Matar a los
pájaros del Estínfalo
Capturar al
toro de Creta
Robar las
yeguas de Diomedes
Robar el cinturón de
Hipólita
Robar el ganado de
Gerión
Robar las manzanas del jardín de las
Hespérides
Capturar en los infiernos a
Cerbero

miércoles, 24 de marzo de 2010

Europa

En la mitología griega, Europa era una mujer fenicia de Tiro que terminaría dando su nombre al continente europeo. Hay dos mitos diferentes sobre cómo llegó Europa al mundo griego: en la más familiar fue seducida por el dios Zeus transformado en toro, quien la llevó a Creta a lomos, pero en el otro cuenta Heródoto que fue secuestrada por los minoicos, quienes la llevaron igualmente a Creta. Europa no puede ser separada de la mitología del toro sagrado, que había sido adorado en el Levante. La etimología de su nombre (ευρυ- ‘ancho’ o ‘amplio’ + οπ- ‘ojo(s)’ o ‘cara’) se ha comparado con el epíteto γλαυκώπις glaukopis atribuido a Atenea.


Hera


Hera era la esposa y hermana mayor de Zeus. Su principal función era presidir como diosa de los nacimientos y el matrimonio. Su equivalente en la mitología romana era Juno. Hera, queriendo dar un buen ejemplo a los dioses y mortales, eligió la vaca como uno de sus emblemas, porque son los animales más maternales. No queriendo ser vista tan simple como la vaca, también eligió al pavo real y el león.


Hera era hija de Rea y Crono, y fue tragada al nacer por éste debido a una profecía sobre que uno de sus hijos le arrebataría el trono. Zeus se salvó gracias a un plan urdido por Rea y Gea: la primera envolvió una piedra en pañales y se la dio a Crono en su lugar. Mientras tanto, Zeus fue llevado a una cueva en Creta. Más tarde Rea dio a Crono un hierba que según le dijo le haría completamente invencible, pero en realidad le hizo regurgitar a los otros cinco olímpicos: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón, así como la piedra. Cuando Zeus creció, desterró a Crono al Tártaro, la sima más profunda del inframundo, pues los Titanes eran inmortales y no podía matárseles.


Se representa a Hera majestuosa y solemne, a menudo en el trono y coronada con el polos (una alta corona cilíndrica usada por varias de las Grandes Diosas), pudiendo llevar en su mano la granada, símbolo de la fértil sangre y la muerte, y sustituto de la cápsula narcótica de la amapola.


El investigador Walter Burkert escribió en Religión griega: «Sin embargo, hay registros de una representación anterior sin iconos, como una columna en Argos y una tabla en Samos. Hera fue muy conocida por su naturaleza celosa y vengativa, principalmente contra las amantes y la descendencia de Zeus, pero también contra los mortales con los que se cruzaba, como Pelias. Paris, quien la ofendió al elegir a Afrodita como la diosa más bella, se ganó así su odio.

Dánae


En la mitología griega Dánae era una hija de Acrisio, rey de Argos, y Eurídice, hija de Lacedemón. Fue madre de Perseo con Zeus. A veces se le acreditaba la fundación de la ciudad de Ardea en el Lacio.


Decepcionado por carecer de herederos varones, Acrisio pidió un oráculo para saber si esto cambiaría. El oráculo le dijo que fuese al fin de la Tierra donde sería asesinado por el hijo de su hija. Para que esta no tuviese hijos, Acrisio la encerró en una torre de bronce o en una cueva. Pero Zeus la alcanzó transformado en ducha o lluvia de oro (aunque otras versiones afirman que en realidad se hizo pasar por un general del padre de la muchacha y sobornó al centinela que la guardaba para poder pasar) [cita requerida] y la dejó embarazada. Poco después nació su hijo Perseo.



Enfadado pero sin querer provocar la ira de los dioses matando al descendiente de Zeus, Acrisio arrojó a Dánae y Perseo al mar en un cofre de madera. El mar fue calmado por Poseidón a petición de Zeus y ambos sobrevivieron. Alcanzaron la costa de la isla de Serifos, donde fueron recogidos por Dictis, hermano del rey de la isla, Polidectes, quien crió a Perseo.
Más tarde, después de que Perseo matase a la
Medusa y rescatase a Andrómeda, la profecía del oráculo se hizo realidad.



Partió hacia Argos, pero como conocía la profecía marchó antes a
Larisa, donde se celebraban unos juegos atléticos. Acrisio estaba allí por casualidad, y Perseo le golpeó accidentalmente con su jabalina o su disco, cumpliendo la profecía. Demasiado avergonzado para regresar a Argos, dio entonces el reino a su sobrino Megapentes y conquistó el reino de Tirinto, fundando también Micenas y Midea allí.